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Relatos

Casi 100 días de cuarentena

Por Daniel Pla.

Hay días que no sé si reír o llorar. Esto es más largo que un día sin pan. Soy soltero y estoy viviendo esta fuerte cuarentena junto con mi pareja y sus dos hijas. Esta pandemia está sacando lo mejor y los peor de nosotros. Nunca había llorado tanto (entre el miedo y la incertidumbre), ya no hace falta ir a Disney World, estamos viviendo una montaña rusa, llena de emociones y experiencias.

Una manera de poder lograr sortear esta pandemia es tener una rutina y eso es lo que voy a intentar escribir para compartir con vosotros:

En las mañanas un poco de deporte, pero ¿dónde? Como vivimos en un departamento, las primeras semanas fue bajar y subir escaleras; corriendo y saltando. Las semanas siguientes, en el estacionamiento del edificio, son casi 50 metros de largo y 10 de ancho, cientos de vueltas llevo ya realizadas, todo un campeón.

Hay días que debo mirar mi carnet y dar explicación de por qué me duele todo tanto, los años no pasan en balde.

Hoy toca planchado, ¡Ay madre ! Llevo varias camisetas de poliéster marcadas con la plancha. Oír expresiones como, hay que apretar más la plancha para quitar las arrugas. No te puedes imaginar la de ropa que hay que planchar. Somos 4 personas conviviendo y la ropa se acumula. Os puedo afirmar y confirmer  que el planchado y doblado de las sábanas de cama, que tienen una goma elástica en las esquinas (para que quede sujeto en el colchón) es una tarea árdua, difícil, nunca cuadran las esquinas cuando las quieres doblar. He debido desarrollar mi intelecto y lograr calzar las esquinas. El truco: doblarlas como si fuera una bolsa, una dentro de otra. Luego de tres horas de planchado los riñones debo recogerlos del suelo y volverlos a poner en su posición original.

Para lograr un poco de espacio en el departamento me he montado un escritorio con cajas plásticas de fruta y cartones. Todo reciclado en pandemia y tener un lugar donde trabajar. He arreglado la radio FM analógica y así escuchar noticias y música mientras escribo. Lo analógicoen estos tiempos es mucho más seguro que internet.

Cuando me dejan (no confían en mi limpieza profunda) me toca limpieza de baños. ¡Ay amigo! Cuando salgo de la limpieza y me ven empiezo a escuchar exclamaciones tales como ¡Hay un pelo en la bañera! ¡El espejo no está limpio ! ¡Dejaste mucho cloro, sin secar en el lavamanos y me ha desteñido el jersey azul! Como podrán apreciar no me dejan limpiar los baños.

Salir a comprar todo lo que debemos comprar y en tan solo tres horas, es todo un desafío. He subido muchas montañas en el mundo, pero lo de comprar en 3 horas es mucho más difícil. Pan de campo, frutas y verduras caseras, supermercado, frutos secos, productos naturales y cosas de último minute. Como diría Coco Legrand, sales de casa y ya es tarde, lo único que te queda es rezar para cuando llegues al supermercado no haya cola y estén los productos que buscas.

Lógicamente llegas a casa y te das cuenta que se te ha olvidado la mitad de las cosas. Y qué decir de comprar para un adulto mayor, en tan solo 2 horas. Y a veces el adulto mayor vive a 5 kilómetros de tú casa.

Ánimo y fuerza amigos. Todo esto pasará.