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Narrativas de confinados

La decisión

Hace aproximadamente un mes, la alumna de sexto año de medicina UDD, Catalina Radic, tomó consciencia de la importancia de una decisión. Hasta entonces se sentía en conflicto. Estar en momentos de pandemia imposibilitada de hacer su internado “normal”, lejos del Hospital, la hacía sentirse extraña. Decidió recorrer un camino que conocía, escribir, retomar su diario de vida. Nunca había unido este gusto por escribir con su carrera de medicina, pero comenzó a indagar en la temática y llegó a la medicina narrativa.

En una entrevista con la psicóloga Francisca Yuri, del Programa de Apoyo al Estudiantil UDD, Catalina supo del proyecto “Las voces del Covid” que estaba impulsando el Centro de Humanidades Médicas, de la Facultad de Medicina Clínica Alemana UDD, bajo el liderazgo de Carla Benaglio, impulsora de esta temática. Y así fue como un virus llamado coronavirus se unió a las líneas de vida de Francisca, Catalina, Carla y el equipo del Centro de Humanidades Médicas.

El antropólogo inglés Tim Ingold, en su libro “La vida de las líneas” (2018, ediciones Universidad Alberto Hurtado) expone sobre la teoría relacional. Hijo de un experto en hongos, cuestiona la mirada de la antropología, centrada en el ser humano, para abrirla también a otros seres que el llama “estando vivos” (como plantas, árboles, microorganismos, ríos, etc). Ingold cuestiona temas fuertemente arraigados en esta ciencia social, proponiendo preguntas de corte filosóficas acerca del modo en que podrían ser las relaciones humanas o entre los organismos que habitan el mundo, qué tipo de vida se podría vivir y, en resumen, especula sobre las potencialidades del ser y llegar a ser en el mundo que habitamos.

Parafraseando a Ingold, con este relato de corte literario, queremos invitar a los alumnos a que cuenten sus propios relatos, cómo este cruce de sus vidas con el virus cambió las certezas y cuestionó. Como dice Catalina, “No es fácil conversar de un tema sensible, mucho menos escribirlo, pero es parte del desafío que debiéramos proponernos para dejar una huella de lo que estamos viviendo”.

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Querido diario…

Lunes 13 de enero de 2020. Mi primer día de internado. Decidí partir 500 km lejos de mi familia para empezar este desconocido viaje… Llevo un traje de ansiedad y una mochila llena de ilusiones, muy similar a cómo me sentí en el primer día de clases.

Lunes 3 de febrero de 2020. Ya cambié el traje de ansiedad por uno más práctico, y la mochila ahora es mitad ilusión mitad fotocopias. Estamos en entrega de turno. Nos hablan de un desconocido virus, paralelamente me preguntan por whatsapp “Cuándo llegará?” ”Cuáles son las medidas?” “ Hay que preocuparse?”.

Lunes 16 de marzo de 2020. Tuvimos que dejar nuestras actividades en el hospital. Hablan de distanciamiento social. Ahora debo dejar el traje en la entrada de mi casa, desinfectarme, mi mochila ahora es solo fuente de infección. Llegó el virus. Esas son las medidas. Hay que preocuparse.

Lunes 11 de mayo de 2020. El virus ha alcanzado 30.000 contagios y 323 víctimas fatales. Me saqué el traje, dejé la mochila. Decidí volver 500 km para estar con mi familia.

Lunes 20 de julio de 2020. Aquí la importancia del registro…

El documentar mi vivencia en un momento tan difícil, me ha hecho reflexionar de lo frágil que es la memoria, de lo importante que es revivirla. Me ha hecho abrazar con más fuerza a mi familia, a tomar contacto con amistades que parecían ausentes (solo parecían), el  “¿Cómo estás? ¿Cómo te has sentido?” Son actos comunicacionales mucho más complejos de lo que parecen, incursioné en el autocuidado y el autoconocimiento, aprendí que estar presente y estar físicamente no son sinónimos, lo incierto que puede ser el futuro pero lo verdadero que es el hoy.

Sin duda alguna es una pausa dolorosa. En un principio también me llené de incertidumbres y me fui ahogando en esas mismas dudas, pero entonces aprendí… A mi propio ritmo, con un nuevo traje y una liviana mochila.

Querido diario hoy fue otro día conociendo lo desconocido…