Carta de un paciente imaginario
Quiero agradecer al equipo de profesionales y técnicos que cuidaron de mi salud mientras estuve hospitalizado.
Con especial cariño recuerdo a la sra. de la colación que llamó desde su teléfono a mi esposa para poder hablar con ella y encargarle pañales y jabón que me pedían del hospital.
Muchas gracias a la asistente social que ayudó en los trámites para que mi hijo pudiera cobrar mi pensión y así poder pagar algunas cuentas pendientes y repusieran la luz en casa.
Ustedes, sin conocerme ni conocer personalmente a mi familia, me dieron la mejor medicina posible, su esfuerzo, su cariño y su energía
Ponen en riesgo su salud y literalmente arriesgan sus vidas para mantener la salud de cientos de pacientes caídos y que dependemos de sus cuidados.
Estoy totalmente en desacuerdo con que los llamen héroes, ustedes no tienen ni superpoderes ni han hecho ninguna hazaña. Yo los llamo familia porque fueron los rostros que estuvieron constantemente pendientes de mí, vivieron conmigo los avances en mi salud como logros suyos, sintieron mi empeoramiento clínico como su rabia y frustración y sintieron mi partida como a quien pierde uno de los suyos.
Aún no sé su nombre, ya que una máscara cubría su cara, pero fue la última voz que me pidió que no tuviera miedo, me dijo que me iban a poner un tubo en la garganta para poder respirar mejor y fue la última mano que sentí antes de dormir.
Ahora que desperté ya no siento miedo, uds. me enseñaron a no temer, ya no siento pena porque uds. me enseñaron a no llorar, solo siento calma y paz por estar descansando y les pido que tengan la tranquilidad de que estoy convencido que hicieron todo, absolutamente todo lo que estaba a su alcance.
Gracias.
Paciente de la cama UCI-8.
Creación literaria Dr. Víctor Navia